La Navidad es una festividad que data de la antigüedad, de los últimos siglos del Imperio Romano. Antes de que el 25 de diciembre fuese adoptado por los cristianos como el día para celebrar el nacimiento de Jesús de Nazaret, los romanos celebraban esa misma noche la fiesta del Sol Invictus, la celebración del Sol Invencible en honor al nacimiento del dios Sol durante el solsticio de invierno. Esta era una festividad de distintos días que el día 25 alcanzaba su celebración final en lo que se consideraba el evento social más importante del año en Roma. El jolgorio se podía ver por las calles y, los que podían, tenían abundante cena en sus domicilios, bailes y toda clase de entretenimientos.
Las fechas concretas en las que se celebró la primera Navidad varían según las fuentes, pero todas se mueven en un periodo de treinta años a mediados del siglo IV. Nosotros nos hablaremos de las más utilizadas y consideradas como oficiales en distintas enciclopedias y documentos papales. Anteriormente, se calculaba que la fecha del nacimiento de Jesucristo fue en verano, pero para facilitar el paso de los romanos al cristianismo, el papa Julio I solicitó que el nacimiento de Cristo fuese celebrado a la par que el Sol Invictus y se conmemorase junto a la festividad pagana. Esto ocurrió en el año 350. Tuvieron que pasar cuatro años para que el papa Liberio I aprobase esa fecha como celebración oficial. Así, la fiesta cristiana y la pagana se unieron y se consiguió aprovechar el gran tirón que tenían estas fechas en la sociedad romana.
Se considera que el primer banquete de Navidad se celebró en el año 379 en Constantinopla. A partir de esta fecha comenzó a extenderse por el resto del Imperio Romano. Un siglo después ya alcanzó hasta Egipto y con el tiempo se fue uniendo a otras fiestas paganas hasta que el periodo navideño se asentó como una celebración desde el 25 de diciembre hasta el 6 de enero. Por lo que podemos comprobar, no fue un acto espontáneo ni algo que comenzase de un día para otro. Estas celebraciones distaban de lo que hoy conocemos como comida de Navidad y estaban más centradas en el acto religioso que en las costumbres que tenemos hoy día, aunque los banquetes y las reuniones familiares se vinieron realizando desde el comienzo al provenir del Sol Invictus.
En las últimas décadas del Imperio Romano, este ya se había transformado al cristianismo y la mayoría del pueblo, incluyendo al César, era cristiano. Es importante saber esto para comprender el importante auge que tuvo durante esa época y lo que llegó a extenderse por un imperio que dominaba una extensión abrumadora.
Resulta interesante conocer los comienzos de la Navidad para poder celebrar en un contexto adecuado una festividad como la que ha llegado a nuestros tiempos. La historia la hacen las personas, no surge de la nada y llevó un proceso de adaptación y múltiples cambios para llegar a día de hoy. Pero mantener una costumbre así durante tantísimos años es algo de lo que debemos enorgullecernos y, cómo no, disfrutar.
