Popeye

Seguro que conocéis a Popeye, un marinero gruñón, tuerto, con anclas tatuadas en los brazos y que toma espinacas para volverse fuerte y ganar en una pelea a todos sus enemigos.

Y seguro que lo conocen vuestros padres y también vuestros abuelos pues, aquí donde le veis, este lobo de mar nació en 1929 de los lápices del dibujante estadounidense E.C. Segar.  Como otros personajes de los que os hemos hablado se trataba de un secundario que fue tomando fuerza.

Sus historias comenzaron a publicarse en los años 30 y todavía lo siguen haciendo. ¡Eso supone más de 85 años teniendo aventuras! A Popeye le ha pasado de todo en este tiempo: ha recibido un hijo por correspondencia, ha ido en busca de gallinas mágicas, ha sido protagonista de series de televisión y hasta tuvo una película en la que Robin Williams hizo de él (aunque no funcionó demasiado bien en taquilla; de hecho fue uno de los grandes fracasos de la historia del cine).

Eso sí, hay preguntas que nunca han sido contestadas. Nunca sabremos a qué cuerpo de la Marina sirvió, cómo y porqué perdió el ojo que siempre tiene cerrado, o por qué sus brazos tienen esa curiosa forma. Lo qué tiene respuesta es por qué come tantas espinacas.

Y la respuesta es porque durante los años 30 las autoridades sanitarias de Estados Unidos le usaron para hacer que los niños las comieran. Ya sabéis: las madres dicen que tienen mucho hierro, pero a nosotros no nos gustan demasiado, así que “llaman” a Popeye para que nos convenza de lo buenas que son. Seguro, segurísimo que vuestra madre os ha dicho alguna vez “Cómete las espinacas y te pondrás fuerte como Popeye”.

Desde luego fuerte está… ¡Imaginad tener casi un siglo de edad y seguir cruzando los siete mares!


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