En 1978 el dueño de un restaurante italiano tuvo que tomar una dura decisión. Debía vender a un gato recién nacido a una tienda de animales para conseguir dinero con el que reflotar su negocio. Al poco tiempo Jon llegó y compró al gato, se llamaba Garfield.
Esta es la historia ficticia en la que se basa el nacimiento de Garfield, cuya fecha exacta no está del todo demostrada, aunque hay signos evidentes de que es el 19 de Junio de 1978, de hecho todas las tiras cómicas fechadas ese día muestran a Garfield celebrando su cumpleaños.
En la vida real, esta fecha es también la primera en la que se publicaron las tiras cómicas del famoso gato gandul. Su creador es Jim Davis, quien le puso este nombre a su personaje en honor a su abuelo, James Garfield Davis, quien a su vez fue nombrado así en honor al presidente de Estados Unidos A. Garfield.
La tira cómica de Garfield, que posteriormente ha dado también para series de televisión y películas estrenadas en el cine, muestra las relaciones de Garfield con otros personajes humanos, destacando a su dueño Jon y con otros animales como por ejemplo su compañero perruno Odie.
El éxito de la creación de Garfield se basa en la crítica constructiva hacia los amantes de los animales y a la paradójica situación en la que Jon considera que es el dueño de Garfield, cuando la realidad es completamente al revés, pues es Garfield el verdadero dueño de la casa.
Tan destacable de Garfield es su personalidad como su aspecto físico. Desde 1978 hasta la actualidad su fisonomía ha cambiado considerablemente. Comenzó siendo un gato obeso tremendamente grande de ojos pequeños y siempre serio, posteriormente se le agrandaron los ojos, se le hizo una figura más esbelta (aunque siempre rolliza) y se le mostró sonriendo con mucha frecuencia para crear afinidad con los lectores. En 1983 se le añadió la capacidad de andar a dos patas, para fomentar su humanidad.
En cuanto a su personalidad, los cambios han sido menores. Garfield siempre ha sido un gato cínico y sarcástico, que se burla constantemente de la poca inteligencia de Jon y su fracaso continuado con las mujeres. él mismo se considera un gato esbelto y en buena forma, de hecho se denomina a sí mismo “gato persa” aunque obviamente no lo es. Es amigo de los ratones, a los que no persigue por pereza, le encanta la lasaña, comida entre la que nació y odia, profundamente, los lunes.
