Silvestre y Piolín

Hemos visto miles de veces los dibujos protagonizados por estos dos personajes. El gato Silvestre siempre trata de cazar al canario Piolín, pero las cosas le salen mal y finalmente el minino sale derrotado hasta la próxima aventura. Siempre el mismo esquema, pero con diferentes métodos de caza y bromas.

Con permiso de Tom y Jerry, y el Coyote y el Correcaminos, Silvestre y Piolín son la pareja de “cazador” y “cazado” más famosa de los dibujos animados; aunque es cierto que tienen sus diferencias con las otras dos: mientras que Tom y Jerry tenían cierta complicidad que a menudo les hacía parecer viejos amigos, así como el Coyote se distinguía por sus disparatados métodos para capturar al Correcaminos, Silvestre representaba a la brutalidad del instinto que chocaba con la astucia natural de Piolín: algo así como si enfrentásemos al bruto de clase con el listillo gracioso.

Eso lo que se quería transmitir en un primer momento. Con el paso del tiempo el pobre Silvestre acabó resultando más simpático que el repipi de Piolín. Bueno… al menos eso es lo que nos pasa a los nos hemos hecho mayores viendo sus dibujos.

Sí, algunos mayores ya veíamos sus dibujos. La pareja ya tiene unos cuántos años: en concreto Piolín nació en 1942, aunque no era el mismo que conocemos hoy. Se llamaba “Orson” y no tenía su característico plumaje amarillo. En realidad era como una de esos polluelos recién salidos del huevo que parecen desnudos. Precisamente esta característica enfadó mucho a los jefes de los animadores, así que su creador, Bob Clampett, resolvió el problema pintándole de amarillo y cambiándole el nombre para que no pareciera el mismo personaje. Pasó de ser “Orson” a llamarse “Tweety” (“tweet” en inglés es “pío”). A Bob también le gustaba imitar a niños pequeños, así que le dio al canario esa vocecilla aguda y la frase que siempre dice antes de que comience el lío, la famosa “me pareció ver un lindo gatito”.

El parajillo necesitaba un rival a la altura… bueno… quizá deberíamos decir mejor “un rival del que reírse”. Dibujaron entonces a un gato del que el resto de felinos se sientieran avergonzados: está en mala forma, siempre se está tropezando, habla de una manera extraña y, por si fuera poco, tiene una gran nariz roja. ¿A que os suena?, ¿verdad que se parecen mucho a la pareja formada por el payaso listo y el payaso tonto? Lo cierto es que ninguno de sus creadores o dibujantes ha mencionado que se inspiraran en los espectáculos de circo, pero es mucha coincidencia.

Los dos han protagonizado muchos dibujos desde entonces, algunos de ellos en solitario. Con estos últimos pasa una cosa curiosa, ¿a qué recordáis más historias de Silvestre en solitario que historias de Piolín sin Silvestre? Lo que os decíamos… al final el que acaba cayendo bien en el pobre gato, que nunca se sale con la suya. ¡Si hasta dan ganas de prepararle un cesto con un almohadón para que descanse!

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