Corgi

La idea de incluir este tema en el boletín surgió cuando una de las chicas de nuestro equipo dijo que le costaba mucho creer que Chete, su perro corgi (como el que veis en la foto), fuese descendiente de un lobo. Suponemos que es algo que nos pasa a todos, ¿de verdad nuestro peludo, fiel y juguetón amigo puede venir de un animal esquivo, salvaje y sibilino que ha sido protagonista de las pesadillas de tanta gente? (aclaramos que ninguno del equipo piensa que los lobos sean animales terroríficos, solamente mencionamos lo que algunas personas piensan de ellos).

La pregunta, aunque parezca mentira, ha tenido su polémica. Durante siglo XX el prestigioso zoólogo austríaco Konrad Lorenz afirmó que, dependiendo de la raza, los perros podrían tener un antepasado diferente. Según él los “perros de trineo” (huskies o samoyedos) y los pastores alemanes descendían directamente del lobo mientras que los sabuesos y terriers serían nietos de chacales y coyotes. Por extensión se llegó a pensar que los perros pequeños (como “Chete”) podrían ser familia de los zorros.

Sin embargo un estudio reciente llevado a cabo por la Universidad de California, después de comparar el ADN de lobos y el de 140 perros de 27 razas distintas, ha demostrado que lobos y perros son prácticamente idénticos.

Perritos

¿Cómo es entonces que hay tal variedad de razas? Ha pasado mucho tiempo desde que el primer lobo se acercó a un grupo de humanos para conseguir comida fácil (se estima que fue hace 31.000 años). Con el tiempo el humano se dio cuenta del potencial de estos lobos para cazar y defender a la tribu de intrusos y otros animales. Además, eran fáciles de domesticar pues estos animales siempre han vivido en manadas.

Con el tiempo se hizo preciso que los perros se especializaran en diversas tareas: cuidado del ganado, defensa, vigilancia e incluso guerra (asirios, romanos y griegos usaron perros durante batallas). De esta especialización nacieron las razas. Por ejemplo: para la caza de conejos hacían falta perros pequeños, de patas cortas y cuerpo tubular; mientras que para proteger una casa eran necesarios perros altos, fuertes y musculosos, con capacidad para salir corriendo detrás de un asaltante.

Más tarde llegarían las razas llamadas “de compañía”: aquellas que no realizan tareas especializadas y sencillamente actúan como mascota, conseguidas a partir de cruces realizados por criadores profesionales. Serían los perros tipo caniche, pekinés o chihuahua.

Lo dicho anteriormente, claro, es para que os hagáis una idea de cómo se puede clasificar a los perros, pero no es algo “escrito en piedra”: un pastor alemán puede ser un excelente animal de compañía mientras que un caniche puede ser tan arisco que no haga precisamente una buena compañía.

Así que ya lo sabéis: sea un pequeñajo, activo y juguetón perrete como un enorme, pachón y tranquilote can cualquier de ellos tiene como antepasado un lobo. Pero no temáis que un día vuestro mejor amigo se vaya a ir de casa corriendo aullando a la luna. Seguro que permanecerá vigilando la puerta de vuestro cuarto.

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