Hace unos meses tratábamos el tema de la llegada de un hermanito a casa. Este mes trataremos una de sus consecuencias: cuando se producen las peleas entre hermanos.
Todos sabemos que es algo inevitable pues más tarde o más temprano nuestros hijos acabarán enzarzados en una discusión. ¿Qué podemos hacer ante tal caso?Lo importante es no perder la calma ya que no queremos que sean tres personas las que se enfaden. Muchos especialistas aconsejan en estos casos que los padres no insistamos en mandarles callar con un negativo: en lugar de decirles "no quiero que discutáis" deberíamos decirlos que "queremos que esto se resuelva cuantos antes" o que "queremos que hagan las paces".
Es también muy importante tratar a ambos hermanos como una unidad. Así se darán cuenta de que ambos han tenido que ver en la situación y se darán cuenta de que en estos casos no sirve de nada echarle la culpa al otro. Esto incluye no preguntar quién inició la pelea pues uno de los dos hermanos podría pensar que, desde un principio, nos ponemos de parte del otro.
Lo que sí podemos es hacerles entender que comprendemos sus sentimientos y su enojo. Si los niños ven que tenemos cierta predisposición se relajarán pues verán que les tomamos en cuenta. Se aconseja que igualmente enseñemos a los niños a controlar su nerviosismo o ira. Puede valer enseñarles algún ejercicio como controlar la respiración cuando se enojen o sacudirse las manos para "librarse del enfado".
Por otra parte, y para evitar altercados en un futuro sería conveniente que cada uno de los hermanos tuviese sus "espacios privados". Si es imposible que cada uno tenga una habitación se pueden repartir los cajones de los muebles, una zona del armario...
Sabemos que estas indicaciones no acabarán con las peleas, pero pueden hacerlas más llevaderas o breves. Eso sí, dada la naturaleza de algunas discusiones no garantizamos que nuestro método sea el definitivo.
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