En un hotel, un cliente habla con el recepcionista.
- Por favor, Llámeme un taxi
- De acuerdo, ¿qué desea señor Untaxi?
Explicación
Si habéis estado en un hotel con vuestra familia os habrá llamado la atención la figura del recepcionista. Ya sabéis: esa persona que viste de traje y que parece tan seria que está en el sitio donde se piden las llaves de las habitaciones. Se trata de gente que, a fuerza de ver viajeros de todos lugares, clases y condición se han acostumbrado a las cosas más raras. Sin embargo no dejan de ser personas que pueden equivocarse después de un día ajetreado de un turno largo.
La gracia en este chiste está en la combinación de esos elementos: el recepcionista accede de manera seria y formal a los deseos del cliente; pero por alguna razón (puede que cansancio o distracción) no entiende bien las instrucciones. Cree que el cliente le pide que le cambie el nombre, no que le pida un taxi. Pero como está acostumbrado a cosas más raras el recepcionista hace lo que cree que le piden con una profesionalidad fuera de toda duda. Además también está en juego nuestra imaginación, que se forma la imagen de un digno y flemático recepcionista y un asombrado cliente que, de todas maneras, no puede reprocharle nada porque al fin y al cabo, ha hecho lo que le ha pedido.
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