Después de una persecución el policía coge al ladrón y le pregunta:
- ¿Por qué le robó el reloj a la señora?
Y el ladrón contesta:
- Yo no le robé ningún reloj, ella me lo dio.
- ¿En qué momento ella le dio el reloj?
- En el momento que le mostré la pistola.
Explicación
Seamos honestos: todos hemos hecho alguna trastada y, al ser descubiertos por nuestros padres, hemos puesto una excusa tonta, la primera que se nos venía a la cabeza. Eso es lo que le pasa a este ladrón. Le cuenta al policía que no hay robo, que la mujer a la que supuestamente ha robado ha sido tan simpática que le ha dado el reloj. Pero también sabe que no puede seguir con esa excusa mucho tiempo, así que intenta salvarse haciendo que sus intenciones sean de los más comprensibles. ¿Quién se negaría a hacernos un regalo cuando hemos enseñado una pistola? Nadie, ¿verdad?
Ahora lo que nos queda por saber es si el policía se lo cree o no. Por esto también nos hace gracia el chiste... porque cada uno se imagina una reacción distinta del policía.
De todas maneras os avisamos: nunca, nunca, se os ocurra pedir un regalo como lo hace el ladrón.
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