En estas fechas muchas televisiones emiten especiales navideños. Seguramente en alguno habréis oído que algún personaje que está resfriado tiene "la nariz como Rodolfo" o habréis visto algún dibujo de un reno con la nariz roja. Las dos imágenes tienen que ver con el personaje de este mes.
En cierta manera la historia se parece a la del patito feo: Rodolfo es un reno al que una caprichosa hada convierte la nariz en un farolillo rojo. Su padre, el reno jefe del trineo de Papá Noel se las ingenia para tapar ese "defecto" pues teme que los demás se rían de su hijo. El maquillaje no dura mucho tiempo y la nariz, redonda, roja y reluciente queda al descubierto haciendo que los otros renos se burlen de él. Sin embargo Rodolfo sigue adelante, convencido de su valía para, llegado el día, tirar del trineo de Papá Noel.
Ese día llega pero todo está a punto de fastidiarse por culpa de una tormenta de nieve. Papá Noel teme que los renos se pierdan entre la ventisca y las nubes… pero Rodolfo se da cuenta de que puede salvar la navidad gracias a su extraño don: si le ponen el primero de todos los renos podrá usar su nariz como faro y como señal para el resto de sus compañeros. Así se hace y Rodolfo se convierte en el héroe de todos los renos.
Como veis se trata de una bonita fábula con una bonita moraleja: podemos superar cualquier dificultad si tenemos determinación e incluso podemos convertir algo que creemos nuestro defecto en nuestra principal ventaja.
Lo curioso de la historia de Rodolfo es que, aunque parezca mentira, no es un cuento clásico: ¡fue escrito en 1939! Su autor, Robert L. May, creó al personaje cuando decidió hacer él mismo los libros para colorear que regalaba a sus hijos. Su intención era ahorrarse dinero, pero como el personaje cayó bien a los niños decidió publicar la historia para todo el mundo. Al poco tiempo Rodolfo se hizo famoso… ¡y hasta se le dedicó un villancico!
Sin embargo su popularidad no ha llegado más allá de América. ¿A qué se debe eso? No lo sabemos, pero os invitamos a conocer más sobre él e incluso a buscar su villancico o su película… ¡que, además de para conocerle mejor, también puede servir para aprender inglés!
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