La imaginación, todos los sabemos, es fundamental en los niños. Les ayuda a conocer el mundo, a relacionarse con compañeros y compañeras de clase, fomenta su creatividad y su capacidad para la resolución de problemas. Además, en estos tiempos que corren y en los que todo elemento de fantasía o juego parece hecho en serie, es un bien de lo más preciado. ¿Cómo podemos ayudarles a impulsarla?
Podríamos decir, en primer lugar, que los padres también debemos ser imaginativos: crear juegos, situaciones, incluso contar cuentos en los que sus peluches sean los personajes.
De igual manera podemos animarles a improvisar: por ejemplo, una vez terminado un cuento, ¿por qué no pedirles que nos digan cómo hubiesen terminado ellos el cuento? Eso sí, no coartemos sus creatividad diciéndoles que sus finales son imposibles o no pueden ser. ¿Qué hay de malo en que los tres cerditos suban a una nave espacial para huir del lobo?
Es importante fomentar su vena artística: dejemos que tengan siempre a mano lápices y papel, propongamos manualidades para pasar la tarde, e incluso propongamos crear un regalo para, por ejemplo, el cumpleaños de la abuela.
Pero sobre todo, lo más importante, es que conozcan a los maestros: llevémosles a exposiciones o eventos culturales, veamos un espectáculo de cuentacuentos en vivo, visitemos la biblioteca con ellos.
En resumen: seamos imaginativos fomentando la imaginación de nuestros hijos. Se puede hace tanto…
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